The Legal Impacts of COVID-19 in the Travel, Tourism and Hospitality Industry

intercambian entre dos sujetos iguales. Pero, la realidad parece diferente. Ello así dado que los portales que surgen como “intermediarios” son verdaderas empresas y pretenden evitar su responsabilidad, aludiendo que son meros conectores entre consumidores. En efecto, algunas incluyen toda la logística y otras solo la intermediación – sin por ello dejar de obtener grandes ganancias con el desarrollo de la actividad. Todas cobran por el servicio prestado, sea por la publicación de la oferta del prestado (cobro de publicidad) o, incluso, un porcentaje del precio pagado (comisión). Para generar Confianza y Atraer Clientes , todas tienen sistema de Evaluaciones , que le permite al usuario indicar su nivel de satisfacción, llegando, a veces, a incluir medios de solución de conflictos en línea entre Turista y Prestador. No obstante, las plataformas que ofrecen atractivos precios a sus clientes – a veces también presentándolas “experiencias únicas” – tienen un lado oscuro . La crisis sanitaria no ha hecho más que poner en evidencia los inconvenientes que siempre se intentaron ocultar: 1. Problemas para los Gobiernos : la comercialización a través de estas plataformas son difíciles de controlar para los Estados, no solo nacionales sino también locales. Ellas implican una desprotección para el consumidor, el desbalance en el sector económico formal (competencia desleal) y serios conflictos con la comunidad (problemas de vecindad) que ayer se centraban en ruidos molestos y, hoy por hoy, en focos de posible diseminación de virus por presencia no controlada de turistas extranjeros. Lo narrado, más allá de los incumplimientos a las obligaciones tributarias, normas de salubridad, etc.; 2. Problemas para los usuarios : las ventajas económicas que el uso de estas plataformas tiene para el viajero son directamente proporcionales a la falta de respuesta cuando hay un inconveniente. Muchos pasajeros se encontraron con una respuesta automática o con páginas no adaptadas a las situaciones de pandemia. No tenían a quien consultar (personas físicas que pudieran dar verdadera respuesta y contención), ya sea un pasajero varado o que debió hacer “cuarentena” al llegar a un lugar determinado, o que fue expulsado por los vecinos que lo veían como foco de contagio. A diferencia de los alojados en establecimientos formales, estos viajeros sufrieron enorme desconcierto. En primer lugar, las plataformas no están preparadas (ni tienen personal suficiente) para

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