Derecho del Turismo en las Américas

178 DERECHO DEL TURISMO EN LAS AMÉRICAS Para lugares más amplios, se recomienda disponer de un servicio de préstamo de sillas de ruedas u otros dispositivos para visitantes con movilidad reducida; iv. En teatros y cines , aparte de las recomendaciones de apartados ante‑ riores (servicio de venta de entradas, ya sea a través del personal o con sistemas automáticos, aseos, teléfonos, señalización, ascensores, estacionamiento, etc.), las instalaciones deberían estar equipadas con asientos especiales o zonas reservadas para usuarios de sillas de rue‑ das, así como con auriculares especiales o instalaciones con bucles magnéticos para personas con deficiencias auditivas; y v. Las playas deberían incluir itinerarios accesibles que permitan el acceso a los puntos de información, a los espacios, instalaciones o servicios. También deberían disponer de acceso mediante pasarelas y rampas, zonas acotadas de sol y sombra, vestuarios y servicios adap‑ tados y sillas y muletas anfibias para bañarse en el mar, con la asistencia de un equipo de profesionales. IV.2. Barreras Sociales Las barreras sociales se relacionan con factores vinculados a la sociedad y al tra‑ tamiento que esta hace de la discapacidad y de las cuestiones referentes a la accesibilidad. En muchas ocasiones, estas barreras son más limitantes y discrimi‑ natorias de las del entorno. La OMT enumera las tres siguientes: a) Falta de formación en las empresas de ámbito turístico : el trato directo hacia las personas con discapacidad es fundamental, pero ello requiere una con‑ cienciación y una preparación específica de los empleados como, por ejemplo, conocer la utilidad de un bucle magnético para personas ciegas y saber utilizarlo; b) Falta de concienciación sobre la accesibilidad , por la ausencia de estrategias nacionales e internacionales para fomentar la accesibilidad de los servicios turísticos; y c) Barreras actitudinales , suponiendo la exclusión social hacia las personas con discapacidad: pensemos en los casos de rechazo por parte de otros turistas a hoteles donde se alojan personas con discapacidad o personas mayores. Afortunadamente, la sociedad está evolucionando y se percibe mucha más sensibilidad hacia estos colectivos.