Derecho del Turismo en las Américas
Los Tiempos de la Exploración: La Antártica Chilena 755 desde muchos años antes, se pensaba en la existencia de la Antártica, como ocu‑ rrió en la concepción de Pomponio Mela (40 d.C.), con su teoría geográfica, presintiéndola en épocas tan antiguas. Alguien ha dado, en llamar, balbuceos cartográficos, a quienes editaron las primeras cartas náuticas y, por esta razón, resulta interesante indagar que nos dicen las cartas náuticas, donde este enorme y frío continente aparece y denota su existencia Entre las primeras noticias, según Heródoto, los fenicios efectuaron navega‑ ciones de circunvalación de África. Este historiador griego del siglo VII a.C. es considerado el primer editor del que se conserven historias escritas de la antigüe‑ dad. Pues, según Heródoto, el faraón Necao II dispuso que una expedición rodeara Libia (África) por las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) y regresara nuevamente a Egipto, cruzando el Mediterráneo. En esa aventura tan lejana, esos navegantes declararon que, por la culminación del sol, existían tierras desconocidas por ser meridionales. No está probado que los fenicios las avista‑ ran, pero surgía la posible existencia, y se puede afirmar que fueron los fenicios los primeros que navegaron el océano austral. Con el transcurso del tiempo, surgieron los “portulanos”, que permitían la navegación con las primeras cartas náuticas usadas por los navegantes. Corres‑ ponde destacar que, enMallorca, funcionaba la Escuela CartográficaMallorquina que diera origen a los portulanos, mostrándose, en uno de ellos, a fin del siglo XV, el relieve del mundo entonces conocido; en esa aparece la Antártica. La Escuela Mallorquina contaba con científicos e investigadores que dieron origen a la construcción de instrumental náutico y portulanos para la navegación. Esta escuela conformada, en su mayor parte por judíos y árabes, volcaban su esfuerzo, precisamente para posibilitar la navegación comercial en el Mediterráneo y sus espacios terrestres circundantes. Sus portulanos eran de excelente calidad, para la época, y algunos aún se conservan en museos. Es un hecho cierto que la Antártica fue conocida por un ámbito casual que, en las navegaciones, el mal tiempo o los temporales producían las derivas que desviaban el curso deseado y aparecía recalando o arribando al gélido continente blanco. En otros términos, fue conocida por casualidad y no porque se procurara su existencia. Además es necesario comentar que aun hoy, en el siglo XXI, la cartografía de esa zona adolece de vacíos batimétricos que aconsejan navegar siempre con precaución por no asegurar que la profundidad que indica la carta sea cierta y confiable. La Antártica está parcialmente conocida, y los navegantes deben ser cautos para evitar una varadura que implique un salvamento o rescate
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