Derecho del Turismo en las Américas
762 DERECHO DEL TURISMO EN LAS AMÉRICAS La presencia humana en la Antártica y la consecuente presión sobre el frágil entorno ha aumentado paulatinamente durante los años por efecto del turismo. La principal temporada turística, en la Antártica, es entre noviembre y febrero, coincidiendo especialmente con el periodo de reproducción de la mayoría de las aves y mamíferos marinos de la Antártica. Esta condición exige poner especial cuidado tanto al desembarcar como al deambular en tierra, pues la perturbación ocasionada por el turismo masivo, por lo general, puede mermar los resultados reproductivos de las aves y de mamíferos marinos. Durante esta misma época de actividades turísticas, las focas y los lobos marinos finos también se reúnen en tierra para reproducirse y, principalmente, también considerando su muda de piel. Dado que esta es la única época sin hielo en algunas Islas y costas más expuestas del continente, los líquenes y musgos, vegetales por lo demás de un extraordinario crecimiento lento, son muy sensibles a los daños de “pisoteos”. En consecuencia, se deben extremar las precauciones para no dañar estas comunida‑ des a las que les ha llevado mucho tiempo establecerse en esos ecosistemas de tanta fragilidad. Esta preocupación por el impacto ambiental del turismo también fue comprendida por la mayor parte de las empresas de turismo, unidas desde el año 1991 en una sola organización, la IAATO (International Association of Antarctica Tour Operators), que establece los códigos de conducta que se han dirigido tanto a las empresas asociadas y a los visitantes, como también han contribuido a profundizar la discusión del Sistema de Tratado Antártico. A continuación expondremos un Decálogo de la Conducta Ambiental Antártica (DCAA). 4. DECÁLOGO DE LA CONDUCTA AMBIENTAL ANTÁRTICA En lo más simple, y sobre todo anteponiendo el respeto que se merece, tomando en cuenta estas simples instrucciones del decálogo será un gran aporte a la super‑ vivencia de este sobrecogedor ecosistema. En ese mismo sentido, nuestra conducta es la única que puede permitir que el turismo no se convierta en un desastre ecológico en la Antártica – “ Este Continente nos pertenece a todos y al ser nuestro, es nuestra responsabilidad ”. I. Mantenga la Pristinidad y Pureza de la Antártica : el valor ambiental del patrimonio antártico es incalculable y de esta depende la vida en la tierra, por lo que todas estas conductas y acciones deben orientarse a
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