Derecho del Turismo en las Américas

Transversalidad y Realidad del Derecho Público del Turismo 79 reto sencillo y posiblemente no se llegue a encontrar una solución perfecta, en la que tengan cabido todos los supuestos. Pero, por el contrario, sí parece más fácil encontrar una fórmula que delimite mejor el turismo y, en consecuencia, haga más eficaces las políticas públicas en relación con el mismo. Sin voluntad de ahondar en este extremo, sí quisiera apuntar dos líneas de trabajo que al respecto estimo de interés. La primera, profundizar en la inten‑ ción, finalidad del poder público cuando se habla de turismo. La política turística exige un actuar activo del poder público y con el actual concepto de turismo entran en el mismo actividades que son ajenas a ese interés público, sino contra‑ rias. La segunda, es la necesidad de distinguir con radicalidad entre las diferentes motivaciones del desplazamiento. Algunas de ellas podrían quedar inmediata‑ mente excluidas del concepto de turismo. Otras, deberían asociarse a la respuesta que se dé a la primera cuestión suscitada. En general, considero necesario reivindicar un concepto estricto de turismo, aunque ello conlleve dejar fuera del mismo alguna actividad que, en una com‑ prensión no excesivamente amplia, podría denominarse como turística. Así, por plantear algún ejemplo concreto, pienso que es cuestionable seguir incluyendo dentro de la actividad turística toda la hostelería. Hoy, habría que deslindar, dar la posición que merece a la gastronomía como recurso turístico y excluir de la consideración de empresas turísticas al gran núcleo de bares o restaurantes. En cualquier caso, se hace imprescindible un concepto más sutil, que tenga en cuenta tanto los citados cambios sociales, como las profundas diferencias que hay incluso en el interior de algunas de las actividades tradicionalmente conside‑ radas como turísticas. De forma que puede entenderse como paradójica, esa visión amplia, sin mati‑ ces, de la actividad turística, que abarca cualquier desplazamiento, sea cual sea su causa y finalidad, convive con una grosera falta de conciencia sobre la transver‑ salidad de la política turística. Un ejemplo de la dificultad de entender la transversalidad de una política pública determinada y sus consecuencias lo ofrece la política de protección medioambiental. Pero, desde un esfuerzo de décadas, poco a poco ha ido calando la necesidad de entender de manera integral esa política. Sin negar diferencias, el turismo plantea cuestiones similares. La política turística afecta a muy diversos sectores de la intervención administrativa, tanto por la necesidad de contar con ellos a la hora de diseñar y ejecutar una política turística eficaz, como por sus consecuencias. Junto a todo ello, hay que tomar en consideración los muy importantes cam‑ bios acontecidos en estos años en el escenario turístico. Unos cambios que, desde

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